Paladino
-Paladino, vecino, latino... ¡Ay, san Juan Divino! ¡Qué complejo es labrarse una reputación y ser el primer poeta en lengua castellana en mi escaso tiempo de holganza! –Gonzalo dejó el cálamo, abandonó el scriptorium con cuidado de no tropezar con los copiosos y gruesos volúmenes que, en su labor, había ido diseminando a sus pies, y encaminó sus pasos al mirador. Posó su mirada, cansada ya de tanto forzarla, en las viñas que ante él se mostraban. Vio a varios hombres trabajando en ellas, pero desde donde se hallaba no acertaba a distinguir a unos de otros. ¿Era aquel Fabián o Antonio? Tanto daba.
Al cabo, diose cuenta de la sequedad de su garganta y quiso remediarlo en el refrectorio. Llenó un vaso de vino y lo saboreó mientras en su cabeza seguía buscando la rima faltante: “paladino, vecino, latino,...”
-Paladino, vecino, latino... ¡Ay, san Juan Divino! ¡Qué complejo es labrarse una reputación y ser el primer poeta en lengua castellana en mi escaso tiempo de holganza! –Gonzalo dejó el cálamo, abandonó el scriptorium con cuidado de no tropezar con los copiosos y gruesos volúmenes que, en su labor, había ido diseminando a sus pies, y encaminó sus pasos al mirador. Posó su mirada, cansada ya de tanto forzarla, en las viñas que ante él se mostraban. Vio a varios hombres trabajando en ellas, pero desde donde se hallaba no acertaba a distinguir a unos de otros. ¿Era aquel Fabián o Antonio? Tanto daba.
Al cabo, diose cuenta de la sequedad de su garganta y quiso remediarlo en el refrectorio. Llenó un vaso de vino y lo saboreó mientras en su cabeza seguía buscando la rima faltante: “paladino, vecino, latino,...”
1 comentario:
Gracias, Javier.
A ver si te animas y mandas alguno este año, que hasta el 12 de octubre tienes tiempo.
Saludos.
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